La variedad de estructuras familiares, la falta de tiempo, la preocupación por la alimentación saludable y por el medioambiente son las claves del proceso.
Los cambios en la composición de los hogares, el hecho de que tanto hombres como mujeres trabajemos fuera de casa, o el crecimiento de hogares formados por un solo miembro, han provocado consecuentes cambios en los hábitos de consumo y en los formatos de los productos.
A lo largo de los últimos años hemos experimentado una importante evolución no solo en el diseño del packaging, si no también en los materiales empleados en los envases y en la importancia que ha adquirido su vida posterior.
En este sentido, la Unión Europea ha puesto en marcha la norma por la que todos los envases plásticos deben ser reciclables para el año 2030.
Ya no debemos seguir hablando de tendencias, si no de una realidad global que las marcas están incorporando rápidamente para no perder posiciones en la carrera por adaptarse a las nuevas necesidades de los consumidores.
- Los embalajes han de ser cómodos, fáciles de manejar y deben dejar que el producto se vea siempre que sea posible, o bien tener unas fotografías fieles. El consumidor no quiere imaginar y mucho menos sentirse decepcionado, quiere ver el producto tal y como es.
- Hay un imparable incremento de alimentos preparados para hornear en pocos minutos, sin manchar, y también para preparar en el microondas.
- Pero eso no conlleva una pérdida de calidad del producto, si no todo lo contrario. Los consumidores demandan alimentos elaborados con recetas caseras e incluso gourmet, sin conservantes ni colorantes y con una vida útil cada vez más larga, que no deja de ser contradictorio.
- La información que se muestra en el packaging debe ser clara, legible y debe estar ordenada. Es necesario que sea una lectura rápida, con mensajes claros que destaquen lo esencial del producto a golpe de vista. Así lo recoge la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan) en su página web.
- Cada vez se valora más que el envase esté hecho con materiales 100% reciclados, o bien ser materiales que se puedan reciclar después de su uso. La preocupación y concienciación por el medioambiente no es una moda, es una realidad que se ha instaurado en la mente y en el corazón de las personas, especialmente las nuevas generaciones que lo viven como un movimiento reivindicativo.
- Y por supuesto el diseño debe ser atractivo, no en vano el 70% de las decisiones de compra se toman frente al lineal. Mejorar el diseño de envase puede generar un incremento de ventas del 5,5%, respecto al packaging anterior, según Nielsen.
El producto que el consumidor se lleve a casa en la cesta de la compra debe cumplir estos requisitos, y las empresas de diseño y branding debemos trabajar para cumplir con las exigencias del mercado y hacer que cada producto tenga un vínculo real con las nuevas expectativas alimentarias, sociales y medioambientales.